San José es el más grande de los santos después de María. Es modelo de prudencia, de obediencia heroica, de disponibilidad pronta, de justicia, desprendimiento y pureza. Padre ejemplar y esposo solícito, lleno de fe, amor y respeto por Dios y los hombres. Elegido por Dios para ser el guardián, proveedor y protector de su Hijo y de su Madre Santísima.
Si todos los esposos y padres de hoy fijaran su mirada en San José como modelo y lo imitaran en sus virtudes, nuestras familias serían más fuertes y en ellas reinaría la fe, la unidad, el equilibrio y la armonía.
Pidamos por los hombres que han sabido ser fieles, por los padres abnegados, honestos, valientes, leales, para que no pierdan de vista el modelo a seguir que dejó San José. Pidamos también por los esposos infieles, por los desobligados, por aquellos que han abandonado a sus esposas, hijos, familia, y por todos los que atraviesan por algún momento difícil en su matrimonio o en su misión como padres, para que encuentren en San José un ejemplo a seguir.
La oración es, sin duda, el arma más poderosa que tenemos los cristianos para luchar contra los embates del enemigo.
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