En 1939 las tropas soviéticas entraron y anexaron los estados del Báltico, incluyendo a Latvia.
El vicecónsul estadounidense en Riga, capital de Latvia, vio lo que estaba pasando y le preocupaba que los soldados soviéticos saquearan la sede de la Cruz Roja Americana.
Se comunicó con el Departamento de Estado para pedir autorización para izar la bandera de los Estados Unidos más alta que la bandera de la Cruz Roja para proteger las provisiones que allí había, pero la respuesta de sus superiores fue: «No existe precedente para actuar de esa manera».
El vicecónsul izó la bandera.
Luego mandó un mensaje al Departamento de Estado en el que decía: «En esta fecha, he establecido un precedente».
Por lo general, las soluciones están en el ojo del observador.
En el mundo hay muchos que se detienen cuando alguien les pone un límite. Sin embargo, los que han abierto camino en la vida son aquellos que frente a las limitaciones se atreven a marcar un precedente. Muchos dicen, eso nunca se ha hecho o ya se probó antes y no funcionó.
Dios es Dios que atraviesa los límites humanos para hacer milagros. Él nos ha llamado a ser gente de milagros.