Dos ex presos políticos argentinos se encontraron, después de muchos años sin ningún contacto. Se sentaron en un bar de la Av. de Mayo y comenzaron a recordar los años negros de la represión, cuando las personas desaparecían sin dejar rastro.
A cierta altura, uno le preguntó al otro:
– ¿Cuánto tiempo estuviste preso?
– Dos años -fue la respuesta-. Sufrí torturas que nunca imaginé. Vi a mi mujer siendo violada enfrente de mí. Mas los responsables ya fueron presos y condenados.
– Óptimo. ¿Y tu alma ya los perdonó?
– ¡Claro que no!
– Entonces, tú aún continúas siendo prisionero de ellos.