El ídolo dentro del corazón

La tradición de Tailandia ha considerado al elefante blanco como un animal muy sagrado. Le adoraban y le servían como a un ídolo. Hace mucho tiempo, estos elefantes eran utilizados por los reyes tailandeses como medio para destruir a sus enemigos políticos. Enviaban uno de estos animales, como regalo, a la casa de la persona a quien deseaban el mal. A partir de ese día, esa persona debía cuidar y proteger al elefante con sumo cuidado. No podían tratarlo así nomás, ya que era el regalo del rey y un animal muy sagrado.

Debía alimentar al elefante con lo más caro y ponerle accesorios muy lujosos. Debía hacerle dormir y vestirlo como un niño. Si se llegaba a enfermar, era un problema muy grande. En conclusión, aquella persona que había causado disgusto al rey y había recibido un elefante como regalo, invertía todo su tiempo y bienes materiales en cuidar al elefante hasta que se quedaba en bancarrota. El elefante, que era un objeto de adoración, se convertía en una maldición que lo llegaba a la destrucción.

Quizás todos criamos un elefante blanco en nuestro corazón. La codicia por las cosas materiales, la lujuria, la vanagloria, la mala inversión de tiempo y bienes materiales, todas estas cosas constituyen nuestros ídolos. Y no son otra cosa más que… elefantes blancos.

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