Señor, quédate conmigo durante este día, y guía mis pensamientos y deseos, mis acciones y mis proyectos, guía mis pasos para que caminen ligeros al encuentro de los cansados y desanimados.
Guía mis manos, para que acompañen a aquellos que se perdieron en el camino. Abre mis brazos, para que pueda abrazar a los que se sienten solos y sin esperanza. Ilumina mis ojos. Vuelve atentos mis oídos al clamor de mis hermanos. Ofréceme un corazón tierno, capaz de amar sin distinción.
Padre Nuestro, deposito en tu protección mi descanso y el de todos mis amigos y seres queridos. Coloco en tus Manos, nuestra tierra, nuestras ciudades, nuestro mundo tan azotado por la violencia, por las catástrofes, por las guerras y por las injusticias.
Ilumina Señor, la mente y el corazón de los poderosos de la tierra. Que siempre pueda por tu gracia, abrir las manos para compartir lo que soy y lo que tengo, y con tu ayuda, pueda ver a aparecer la aurora de un mundo nuevo.
Gracias, Señor.
Amén
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