Faltan pocos días para que comiencen las tradicionales posadas, por lo tanto hoy hay que ir preparando el camino para la llegada del Niño Dios; más que preocuparnos por la decoración del hogar o la compra de una serie de regalos.
En nuestro cotidiano caminar, con frecuencia dejamos que se establezcan distancias entre nosotros y nuestros seres queridos. Hoy elevemos nuestro orgullo y levantemos murallas para no sentir el desprecio de los demás.
Preparar el camino a la armonía significa rellenar de afecto nuestro alrededor y de todo aquel que se cruce por nuestra vida. Que aparezca nuevamente ese gesto de amor y cortesía, esa atención olvidada.
Dese tiempo para convivir «con el viejo», quizá pueda salir a caminar por el parque con él. O también podría cooperar un poco dentro de casa para ayudar a las labores que mamá solicita.
Rebaje el orgullo que le hace ver a los demás de arriba hacia abajo y dese el permiso de conocer a las personas.
También es tiempo de rebajar esa colina de vanidad y empezar a practicar la humildad.
Es tiempo de olvidar viejos rencores y estrechar manos de antiguos conocidos, familiares y amigos.
Que esa voz interior no clame en el desierto, sino que se deje escuchar por todo aquel que ande en búsqueda de paz.
Es tiempo de prepararnos para la llegada del Salvador.
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