Jesús tenía el poder para sacar lo mejor de cada persona. Cuando se encontró con Simón, un torpe pescador bastante charlatán, pudo descubrir su potencial aún más allá de sus escasas habilidades. Lo miró a los ojos y le dijo: «¿Así que tú eres Simón, el hijo de Jonás?» Simón asintió con la cabeza. «Desde ahora te llamarás Pedro», declaro Jesús (Juan 1:42).
Pedro significa roca, y Jesús decidió que de ahora en adelante Simón se llamaría Pedro (La roca), aunque en ese momento Pedro distaba mucho de ser una persona de carácter fuerte. Sin embargo, Jesús vio su potencial, y este pescador se transformó en una roca sólida que llegó a ser líder de la Iglesia de Jerusalén.
A través de las páginas de la Biblia encontramos personas que luego de haber experimentado un encuentro con Dios, cambiaron radicalmente sus vidas. Abram se convirtió en Abraham, «padre de multitudes». Jacob, luego de un encuentro con Dios se llamó Israel, que significa «el que lucha con Dios».
Es importante que comprendamos que Dios nos fortalece de la misma manera que lo hizo con los personajes de la Biblia. Él nos ama y sacará lo mejor de nosotros. Él no solo ve lo que somos, sino también lo que podemos llegar a ser.