Gran parte de nuestros fracasos y frustraciones tienen su origen en la no concreción de metas que nos hemos propuesto al comenzar el año. «¡Vaya descubrimiento!», podrá insinuar usted. Sin embargo, permítame ir un poco más allá de la superficie de las frases y los saberes previamente aprehendidos.
Tiempo atrás me inspiró la decisión de una persona de mi conocimiento que decidió efectuar cambios en su realidad de vida. Casado y con tres hijos, este hombre de edad media decidió concluir aquello que había dejado inconcluso en los años de su juventud: la finalización de su carrera universitaria.
Con gran esmero, y no poco sacrificio, acudió a la casa de altos estudios, se informó sobre el estado de las pocas materias que le restaba aprobar y se dispuso a estudiar para concluir cada uno de los exámenes pendientes.
¿Cómo le fue? Luego de largos meses de estudio en los que efectuó verdaderos «malabares» para coordinar su agenda actual de vida, sin descuidar su rol como esposo, padre y empleado de una importante empresa de la ciudad, aprobó la totalidad de las materias que habían quedado pendientes, recibiendo finalmente el anhelado título de Ingeniero Civil.
Objetivos, metas, decisiones. Un elemento conduce hacia el otro, permitiendo lograr la concreción de los sueños.
Como mi amigo pudo comprobar, las metas no son cuestiones menores, sino que llegan a ser verdaderos peldaños que nos guían en la escalera ascendente de la vida. Pero no tienen ningún valor en sí mismas si las aislamos de los objetivos, hechos que sin duda llegan a ser «la meta de las metas»: el fin hacia el cual debemos dirigir nuestros mayores y mejores esfuerzos.
Los objetivos globales concretos (por ejemplo, «terminar una carrera universitaria») nos llevarán a fijarnos metas concretas de realización posible (por ejemplo, «aprobar cada uno de los exámenes pendientes», «reordenar mi cronograma diario de actividades», «dedicar menos tiempo al ocio», etc.).
El gran rey Salomón expresó: «¡Qué tristeza da que los deseos no se cumplan! ¡Y cómo nos llena de alegría ver cumplidos nuestros deseos!» (Proverbios 13:12).
¿Y usted? ¿Cómo transita los primeros meses del año? Talvez comenzó con gran ímpetu, y estableció importantes metas sobre diversos tópicos de la vida. Puede ser que esté logrando el cumplimiento de ellas, o talvez ya se haya dado por vencido. Sin embargo, sea como fuere su situación, sepa que todavía está a tiempo para definir objetivos globales y afirmar metas cortas que le permitan examinar su progreso.