Cuando la familia de Fan cayó en decadencia, un hombre vio en su casa una campana y quiso robarla. Era demasiado grande para transportarla en hombros, y cuando trató de quebrarla con un martillo fue tal el estrépito que temió que otros oyeran y se la quitaran. Rápidamente se tapó los oídos.
Tenía razón en preocuparse de que otros oyeran el ruido; pero era estúpido tapar sus propios oídos.
Lü Buwei