Primer Domingo de Adviento (ciclo B)
Cabeza de Familia:
Hermanos:
Al iniciar hoy el Adviento, comenzamos el Año Litúrgico, símbolo de nuestra larga travesía por la vida. Vamos caminando por el desierto, atravesando unas veces, bellos oasis; otras sofocantes desiertos. Lo hacemos con alegría y con miedo, con fe y con desaliento, con prisa y agotados por el cansancio.
Es Adviento, tempo de espera en las promesas de Dios y de esperanza en la seguridad de que todo se cumplirá, porque se va cumpliendo ya.
Es Adviento: levantemos las cabezas y estemos despiertos, porque llega el Hijo del Hombre, Cristo Jesús.
Invocación
Padre de Familia: Nuestro auxilio es el nombre del Señor
Todos: Que hizo el cielo y la tierra. (nos persinamos).
Oremos:
Señor, por tu poder todas las cosas son santificadas; bendice esta Corona y concédenos a todos los que la usamos, preparar nuestro corazón, para la venida de Cristo y así podamos recibir de tí, gracias abundantes. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Hermanos:
Al iniciar este nuevo año Litúrgico, echemos una mirada hacia atrás, para ver, en qué medida, el año transcurrido fue un año de crecimiento en nuestra Fe Católica.
– Por lo mucho que hablamos y lo poco que hacemos. Señor ten piedad.
– Por tantas promesas que no hemos cumplido. Señor ten piedad.
– Por tanta Palabra de Dios que no produjo fruto en nosotros. Señor ten piedad.
– Por tanto egoísmo que nos impide amar a los hermanos. Señor ten piedad.
– Por ser cristianos conformistas y comodones. Señor ten piedad.
Señor: perdónanos y ayúdanos a estar preparados para cuando vengas en la Gloria de tu Reino. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
Lectura del Santo Evangelio, según San Marcos 13, 33-37.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Mirad, vigilad: pues no sabéis cuando es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuando vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre domidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!
– Palabra del Señor.
– Gloria a ti Señor Jesús.
Meditación.
Anunciamos la venida de Cristo, pero no una solamente, sino también una segunda, mucho mas maravillosa que la anterior. La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta otra, en cambio, llevará la diadema del Reino Divino. Casi todas las cosas son dobles en nuestro Señor Jesucristo: doble es su nacimiento: uno, de Dios, desde toda la eternidad; otro, de la virgen, en la plenitud de los tiempos.
Doble también su descenso: el primero silencioso como la lluvia sobre el vellón; el otro manifiesto, todavía futuro. En la primera venida fue envuelto con fajas en el pesebre; en la segunda se revestirá de luz como vestidura. En la primers soportó la cruz, sin miedo a la ignominia; en la otra vendrá escoltado por un ejército de ángeles, glorificado. No pensamos, pues, tan solo en la venida pasada; esperamos también la del por venir.
Oración Comunitaria.
Esta familia (comunidad) quiere caminar unida a Cristo, para que podamos crecer como hombres de Fe, Esperanza y Amor. Pidamos que sea así.
– Para que, como la Iglesia, seamos signos de Esperanza y Amor. Te rogamos Señor, óyenos.
– Para que la comunidad cristiana, sepa mantenerse, a pesar de las dificultades internas y externas. Te rogamos Señor, óyenos.
– Para que en nuestras familias renazca la esperanza y la unidad, a pesar de las contrariedades. Te rogamos Señor, óyenos.
– Para que este Adviento signifique un paso hacia adelante en la conquista de una vida mas justa. Te rogamos Señor, óyenos.
Oremos juntos, como Jesús nos enseñó:
Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad. Así en la tierra, como en el cielo. Danos hoy, nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Dios te Salve María, llena eres de gracia, el Señor está contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo.
Amén.
Oraciones para los demás Domingos de Adviento.
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