Cuando Dios te hable, no interrumpas; ¡escucha!
Cuando Dios te ordene, no protestes; ¡obedece!
Cuando Dios te empuje, no retrocedas; ¡avanza!
Cuando Dios te llame, no lo ignores; ¡síguele!
Cuando Dios te promete algo, no lo dudes; ¡sólo confía!
Para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:15)