No tenía siervos, pero le llamaban Señor.
No tenía ningún grado de estudio, pero le llamaban Maestro.
No tenía medicamentos, pero le llamaban Sanador.
No tenía ejército, pero los reyes le temían.
No ganó batallas militares, pero conquistó el mundo.
No cometió delito alguno, pero le crucificaron.
Fue enterrado en una tumba, pero aún hoy vive.
Me siento honrado de servir a este líder: ¡Jesús!
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Feliz cumpleaños Mamita
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