Joven aún, entre verdes ramas,
de secas pajas, fabricó su nido,
la vio la noche, calentar sus crías,
la vio la aurora, acariciar sus hijos.
Batió las alas y cruzó el espacio,
trajo alimentos de lejanos riscos,
trajo de frutas la garganta llena
y con arrullos, despertó a sus hijos.
El cazador, la contempló dichoso
y presuroso disparole un tiro,
ella, la pobre, en su estertor de muerte,
abrió las alas y cubrió a sus hijos.
Víctor Hugo