Un sabio se paró frente a mi y me contó un chiste. Me reí.
Al cabo de un rato, me contó el mismo chiste. Y ya no me reí igual.
Contó el chiste una y otra vez, hasta que ya no me reía.
Y me dijo. «Si no puedes reírte varias veces de una misma cosa, ¿por qué lloras por lo mismo una y otra vez?»
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Publicado por Tutuista
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