El cineasta Rui Guerra me contó que, cierta noche, conversaba con amigos en una casa del interior de Mozambique. El país estaba en guerra, de manera que faltaba de todo, desde gasolina hasta iluminación. Para pasar el tiempo, comenzaron a hablar sobre lo que les gustaría comer. Cada uno fue diciendo su plato preferido, hasta que llegó el turno de Rui. «Me gustaría comer una manzana», dijo, sabiendo que era imposible encontrar frutas, por causa del racionamiento.
En ese exacto momento, escucharon un barullo. ¡Y una reluciente, suculenta manzana entró rodando a la sala y paró enfrente a él!
Más tarde, Rui descubrió que una de las mozas que vivían allí había ido a buscar frutas al mercado negro; al volver, subiendo la escalera, se tropezó y cayó; la bolsa de manzanas que había comprado se abrió, y una de ellas rodó adentro.
¿Coincidencia? Bien, esto sería una palabra muy pobre para explicar esta historia.
Del libro «Maktub», de Paulo Coelho