Si buscamos las cosas donde no están, seguro que no las encontraremos. Si las llaves están «en el fondo del mar», hay que ir allí a buscarlas, y no al firmamento. Si las estrellas están en el firmamento, hay que ir allí a buscarlas, no al fondo del mar. «¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?» (Mc 7, 16). De otro modo trabajaremos mucho y no conseguiremos nada. Será un trabajo inútil y falto de lógica.
Eso le sucedía a una señora que se acercó a una fuente a recoger agua. Cuando sumergió el cántaro, vio en la fuente un hermoso fruto rosado. Intentó cogerlo, pero desapareció. Apenas retiró la mano, volvió a aparecer. Y así varias veces. Siguió sacando agua, y apenas sacó toda, el fruto desapareció. Entonces oyó un pájaro sabio que le decía: «No busques el fruto abajo. Está allí arriba.» Levantó la vista y descubrió, colgado en una rama, el fruto que se reflejaba en la fuente.
Padre Justo López Melús