Un ganador es humilde en la victoria y equilibrado en la derrota.
Un ganador apoya a sus compañeros y respeta a sus oponentes.
Un ganador no permite que el coraje o la frustración entren a la cancha con él.
Un ganador juega limpio y busca que los otros lo hagan.
Un ganador establece metas y trabaja duro para conseguirlas cada día.
Un ganador se permite a sí mismo ser corregido, y escucha críticas constructivas.
Un ganador no actúa aburrido o arrogante.
Un ganador rara vez se queja y nunca abandona a su equipo.