«Sólo el cielo puede ser espejo tuyo, Señor Sol», suspiró la gota de rocío. «Yo siempre estoy soñando contigo, pero ¿qué puedo esperar? ¡Soy tan pequeña para tenerte en mí!». Y se echó a llorar, desconsolada.
Le contestó el Sol: «Es verdad que yo lleno el cielo infinito; pero también puedo estar en ti y en las otras gotitas de rocío. Yo haré que mi rayo de luz os llene, para que cada una de vosotras llene el mundo de luz.»
Rabindranath Tagore
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