Charles Chaplin, Cantinflas y el Gordo empezaron cada uno haciendo papeles de señores muy serios en las representaciones. También trataron de imitar algunos actores muy famosos, pero no conseguían nada.
Entonces cada uno se propuso ser lo que era: un sencillote que aceptaba los baches de la vida con una gran dosis de humor. Y triunfaron.
Del libro «Anécdotas y Testimonios» , de Fr. Eusebio Gómez Navarro