Comunión en la luna

El Apolo 11 alunizó sobre la superficie de la luna el 20 de julio de 1969. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la histórica declaración de Armstrong cuando pisó la superficie lunar: «Es un pequeño paso para un hombre; un gran salto para la humanidad». Pero muy pocas personas saben acerca de la primera comida que se tuvo allí.

Buzz Aldrin había llevado a bordo de la nave especial una cajita con los elementos para dar la comunión que su iglesia le había provisto. Aldrin envió una transmisión radial a la tierra pidiendo a los oyentes que contemplaran los eventos de ese día y que dieran gracias. Luego, suspendiendo la emisión radial para tener privacidad, Aldrin vertió vino en un cáliz de plata. Leyó: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ése da mucho fruto» (Juan 15:5). En silencio, dio gracias y compartió el pan y el vino.

Dios está en todas partes, y nuestra adoración debe reflejar esta realidad. En Salmos 139 se nos dice que dondequiera que vayamos, Dios está íntimamente presente con nosotros. Buzz Aldrin celebró esa experiencia sobre la superficie de la luna. A miles de kilómetros de la tierra, se tomó el tiempo para tener comunión con Aquel que le creó, le redimió, y tuvo comunión con él.

¿Estás lejos de casa? ¿Sientes como si estuvieras en la cima de una montaña o en algún valle oscuro? No importa cuál sea tu situación, la comunión con Dios está sólo a una oración de distancia.

La presencia de Dios con nosotros es uno de Sus grandes presentes para nosotros.

Tomado de «Nuestro Pan Diario»

2 comentarios en «Comunión en la luna»

  1. @Chitiore: muy cierto, no hay tal de que Dios se ha alejado de nosotros, somos nosotros los que nos alejamos de Él y a pesar de eso, siempre está junto a nosotros cuidándonos.

    Todo es cuestión de que lo hagamos parte de nuestra vida.

    Saludos.

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