Hay una fábula que cuenta de un rey que quería escoger al más sabio de todos sus súbditos para nombrarlo Primer Ministro. Cuando la elección se redujo a sólo tres hombres, decidió someterlos a la prueba suprema.
Los encerró en un cuarto de su palacio, en cuya puerta había instalado una cerradura que era la última palabra en ingenio mecánico. Se informó a los candidatos que aquél que fuese capaz de abrir la puerta primero sería el destinado a ocupar el puesto de honor.
Inmediatamente los tres hombres pusieron manos a la obra. Dos de ellos empezaron a trabajar en complicadas fórmulas matemáticas para obtener la combinación adecuada. El tercero, sin embargo, se concretó únicamente a quedarse sentado en su silla, entregado por completo a la meditación.
Finalmente, sin ocuparse de poner por escrito el procedimiento a seguir, se dirigió a la puerta, y dio vuelta a la perilla. Y la puerta se abrió a su simple contacto. ¡Había estado abierta todo el tiempo!
que buena fabula, a veces nos preocupamos mucho de las cosas y no nos damos cuenta que son mas sencillas de lo que pensamos
@Billy: Tenés razón, muchas veces los problemas tienen soluciones sencillas que solo requieren de un poco de reflexión sobre el asunto.
Gracias por tu visita, saludos.