Si acudes al licor para mitigar tu ansiedad porque tienes los nervios de punta, echas mano de una droga engañosa que te da un alivio aparente y la ilusión de ser dueño de la situación.
Si aumentas tu dosis diaria de bebida alcohólica, desequilibras tu cerebro y tus conductas, enmascaras tu fatiga mientras te dura el doping y terminas por pagar caro esos momentos fugaces de euforia que te proporciona el licor.
Para serenar tu vida, aprovecha medios más eficaces como la relajación física y mental, las motivaciones de serenidad de Alcohólicos Anónimos y una vida de intimidad con Dios, origen y fuente de la paz verdadera.
Si amas tu vida, no la destruyas.
Del libro «366 Maravillosas Motivaciones», de Tiberio López Fernández