Al momento de nacer, las crías de pulpo, miden solamente 3 mm, sus brazos tienen únicamente tres ventosas. Con ayuda de un microscopio y gracias a su transparencia se puede observar el movimiento conjunto de sus tres corazones bombeando sangre a su cuerpo gelatinoso.
La madre ha cuidado afanosamente de la puesta. Encerrada en una pequeña cueva de cuyo techo pendían los racimos de huevos, ha dedicado los últimos tres meses de su vida a limpiarlos y mantenerlos aireados. La hembra jamás abandonó la puesta, ni siquiera para ir en busca de alimento.
Muere por agotamiento al producirse la eclosión de los huevos. Pese a sus esfuerzos, solamente eclosionará un diez por ciento de los 100,000 huevos que conformaban la puesta. Al momento de la eclosión una nube de 10,000 diminutos pulpitos transparentes rodean el cuerpo de la hembra.
Los científicos coinciden en que los primeros alimentos de estas crías son, generalmente larvas de peces. Pero, ¿es casual que la madre muera al momento exacto de producirse la eclosión? ¿ni un minuto antes, ni un minuto después? Su vida agotada por el esfuerzo y la falta de alimento encontró el final justamente en ese exacto momento ¿sólo porque sí? ¿Su cuerpo rico en proteínas será abandonado a los depredadores mientras que una nube de crías busca alimento desesperadamente?
Aún se cree que es posible que el primer alimento de estos pequeños pulpos sea el cuerpo de su propia madre.
¿Es eso autosacrificio por amor?
La Biblia si habla de alguien quien murió por amor, para que nosotros tuviésemos el primer alimento espiritual. El pan de la vida. De la Vida Eterna. Jesús es el pan de la vida. Murió por ti y por mí. ¿Vives entonces para Él?