Un juez iba a liberar a un preso de la cárcel, por lo que hizo pasar a uno por uno a una «entrevista» con él para ver quién merecía ser liberado. Al preguntar al primero por qué estaba allí este dijo:
– Estoy aquí porque me calumniaron y me acusaron injustamente.
Llamó al segundo y este contestó:
– Estoy aquí porque dicen que robé, pero es mentira.
De esta forma fueron pasando todos los presos y se declaraban inocentes. Hasta que llegó el último, quien dijo:
– Estoy aquí porque maté un hombre. Hirió a mi familia y perdí el control y por eso lo maté. Pero hoy me doy cuenta de que lo que hice estuvo mal y estoy muy arrepentido.
El juez se levantó y dijo:
-Voy a liberar a este último preso.
Todos se quedaron perplejos y dijeron:
– Pero ¿por qué lo va a liberar a él?
El juez contestó:
– El castigo es para los que esconden su falta. La misericordia para los que reconocen su falta y se arrepienten.