Son las cinco de la mañana y recuerdo los días en los que vivía a cuatro cuadras del Palacio Nacional hoy Palacio de la Cultura y del Parque Central hoy Plaza de la Constitución, esta fecha en particular era extraña ya que a pesar de ser día de descanso, me tenía que levantar temprano, al compás sonoro de los 21 cañonazos que retumbaban por toda la casa, porque había que ir a ver el desfile, cosa que año con año odiaba, después tuve la desgracia de tener que marchar con el colegio en el que estudié.
Gracias a Dios ahora vivo a 60 kilómetros del Palacio y no tengo que ir a ver ningún desfile ni las calles alrededor de mi casa estarán rodeadas de camuflajes, ni tendré que ir a celebrar ninguna independencia, ni libertad, somatando los pies al ruido de los tambores.
Hoy solo me queda celebrar con nuestro Orgullo Nacional junto a los amigos. Salud pues.
Con esa foto definitivamente se antoja.