¡Libérate!

Saca tus nudos corporales y muévete. Baila, camina, corre, mueve tu cuerpo hasta darle mayor fluidez. Sabes, a veces las zonas más duras del cuerpo son la materialización de muchas horas de pensamiento negativo o trabajo sin placer, rutinas que habrás debido cumplir, pero que se pueden demoler, ablandar y restaurar.

Libérate de tus miedos ocultos. Piensa en ellos y destrábalos hablándoles como si fueran personas con las que tienes problemas y que son difíciles de abordar.

Sácalos de tu interior con paciencia, razón y voluntad. Háblales y diles que se retiren, que desde ahora en adelante vas a manejar tus sueños, tus ilusiones, tus planes directamente, sin intermediarios fantasmas.

Libérate y confía, en Dios, en tu ángel, en ti. Libérate y empieza a ser un poquito más feliz.

Miguel Ángel Arcel

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