Cargar y no arrastrar

«Carguen su Cruz y síganme». Eso dijo Jesús, sin embargo vivimos en un mundo de anticruces, donde ante todo y sobretodo está la comodidad, la rapidez, la eficiencia y no estamos dispuestos a sufrir o a que las cosas necesiten de sacrificio.

Desde colchones que se adaptan a la forma del cuerpo, hasta zapatos que se adaptan y moldean los pies. Todo esto para llenarnos de comodidades, y hacernos olvidar que el sufrimiento purifica, santifica. Y por ese motivo queremos un Dios ergonómico, que nos dé una cruz con la forma de nuestra espalda, acolchada y además con ruedas y un soporte para disminuir el peso. Cuando la Cruz que Él llevó era de madera áspera y con astillas que se hundían en su espalda.

Por eso muchas veces nos enojamos con Dios, porque no es ergonómico ni confortable, y no podemos buscar al «gerente» para quejarnos y así alegar que «somos clientes», para de esa forma obtener beneficios.

Dejemos de lado la comodidad, «el relax», y decidámonos a entregarnos a quienes Cristo nos envió. A aquellos que no tienen techo, que rebuscan en la basura para encontrar con ilusión lo que otros desechan. ¿Podrías cargar esa Cruz? ¿Entonces por qué te quejas tanto de la que tienes cuando hay tantas otras tan pesadas?

Lleva tu Cruz, pero no arrastrada con malas caras, sino con la alegría de saber que estás junto con Cristo, subiendo al Calvario y acompañándolo en su camino de dolor, aquel que decidió soportar para que tú pudieras entrar al Cielo.

Carga tu Cruz con alegría y no la arrastres con tristeza.

Arturo Quirós Lépiz

Deja un comentario