Naranjas en el océano

En un viaje por el océano, una señora se puso tan enferma por el mareo que el médico le dijo que solamente el comer muchas naranjas podría restablecerla. La señora, en su debilidad dijo:

– Doctor, no se apure. Mi padre celestial me las enviará. Yo voy a pedírselo ahora.

– Pero, querida señora -contestó él-, no olvidéis que nos encontramos en medio del océano.

– No importa amigo mío; para Dios todo es posible.

Unas horas más tarde, el mismo doctor entraba corriendo hasta la enferma, para poner a los pies de su cama un cesto colmado de naranjas.

Como pudo, nervioso y maravillado, explicó su procedencia.

– Un buque averiado… Un cargamento de naranjas en el buque… Un…

– ¡Un milagro de mi Padre celestial, doctor! -le interrumpió la enferma.

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