El perro que espera a su amo

En San Juan, Puerto Rico, en la entrada del mar Atlántico a la bahía, existe un arrecife natural donde una pared de piedras rompe las grandes olas que vienen contra la playa. Existe allí una formación rocosa en forma de un perro sentado en sus patas traseras que mira hacia el mar.

Cuenta una leyenda que ese perro perteneció a un pescador que salió a pescar y lo dejo esperando en la playa. Su amo nunca volvió, pero como perro al fin, sigue siendo fiel y está esperando que su amo vuelva. El perro, de tanto esperar que su amo volviera, se convirtió en una roca y todos los que visitan a San Juan pueden ver allí, el perro que espera a su dueño.

No sé si usted le está esperando, pero Cristo viene por segunda vez a buscar a los que le esperan. (cf. Hebreos 9:28) Los que le esperan serán los únicos que sentirán gozo al verle venir. Esa es nuestra bendita esperanza.

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