El valor de una visita

Cuando me visitaron dos hermanos de la iglesia yo había tomado ya una decisión: quitarme la vida. Había probado los placeres del mundo y nada me había satisfecho. Me hallaba harto de vivir y me parecía que la muerte me sacaría de aquella tragedia.

Estos hermanos abrieron su Biblia y me hablaron de Jesucristo y de la salvación que Él ofrece gratuitamente a los que creen. Yo me di cuenta de que era un pecador perdido, por lo que tomé la decisión de entregarme a Cristo.

Hoy me encuentro gozoso, sabiendo que la vida tiene verdaderos valores -y en Cristo Jesús, valores eternos. Agradezco de todo corazón a quienes me visitaron trayéndome la paz y la salvación y un sentido nuevo de la vida que antes no conocía y que solamente Cristo pudo darme.

Anónimo

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