Del monumento

«Vea que monumento interesante», dijo Robert. El sol del final de otoño comienza a descender. Estamos en Saäsbruck, en Alemania.

«No veo nada», respondo. «Apenas una plaza vacía». «El monumento está debajo de sus pies«, insiste Robert.

Miro para el piso: el empedrado estaba hecho de lajas iguales, sin ninguna decoración especial. No quiero decepcionar a mi amigo, pero no consigo ver nada más en aquella plaza.

Robert explica: «Se llama el Monumento Invisible. Grabado en la parte de abajo de cada una de estas piedras, existe el nombre de un lugar donde los judíos fueron muertos. Artistas anónimos crearon esta plaza durante la Segunda Guerra, e iban agregando las lajas a medida que nuevos lugares de exterminio eran denunciados. Aunque nadie lo viese, aquí quedaba el testimonio».

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