Detalles nimios

«Así se inició el paseo aquella tarde. De cuando en cuando ella se detenía para retirar de la carretera, empujándolas con su cachavita negra, algún cristal o alguna piedra de mayor tamaño. «En detalles tan nimios como éste se conoce a los personas», pensé; y luego me entretuve meditando si alguna vez en mi vida me había guiado este instinto de caridad hacia mis semejantes. Comprendí que no y me avergoncé de ello.

«Cada vez que esa viejecita se detuvo después, a lo largo de nuestro paseo, sentí una especie de censura interior que me sobrecogía.»

Este breve retazo de una de las obras de Miguel Delibes bien puede servirnos para reflexionar sobre la trascendencia que tienen muchas de esas pequeñas cosas, esos detalles que parecen carecer de importancia pero que, en su conjunto, hacen a unas personas diferentes de las otras.

Todos recordamos detalles nimios, como ese, en los que nos fijamos una vez y que han quedado grabados en nuestra memoria porque nos han llevado a una reflexión que les ha dado relevancia. A otros quizá les parecería absurdo que cuestiones tan pequeñas hayan podido resultarnos importantes, pero lo fueron, y comprendemos que esas menudencias son como el sabor del ser de las cosas.

Sabemos también que la felicidad y el acierto en el vivir dependen en gran medida cómo vivimos muchos de esos detalles mínimos. Por ejemplo, si sabemos reconocer a una persona que ha hecho bien su trabajo y le tratamos como merece, eso nos hace mejores a nosotros y a él. Y si hacemos el propósito de agradecer cualquier favor que recibamos o cualquier servicio que nos hagan, por pequeño que sea, haremos el mundo más habitable. Podemos poner más empeño en hacer la vida agradable a quienes nos rodean. Y proponernos llamar de vez en cuando, sin necesidad de grandes motivos, a esos amigos y familiares que quizá tratamos menos. O ayudar económicamente, en la medida de nuestras posibilidades, a esas personas o proyectos que necesitan un apoyo nuestro. No es cuestión de tener mucho tiempo ni mucho dinero, sino de cómo administramos el que tenemos.

Deja un comentario