Caracol sin Casa

Tito Rodríguez, Director del Instituto Argentino de Buceo, nos cuenta sobre esta especie:

Se podría decir que el nudibranquio o «babosa de mar» es un caracol sin caparazón lo que haría que este animal quede totalmente desprotegido. Pero, para defenderse, este ingenioso animal ha desarrollado algunos métodos muy interesantes.

Algunas babosas tienen coloraciones espectaculares en forma de bandas o puntos que rompen su silueta confundiendo su aspecto.

Otras combinan colores que en el mar son advertidores de veneno para los depredadores como el rojo y negro o amarillo, naranja y negro.

Otras especies poseen espículas calcáreas en la piel, otras tienen mal sabor o segregan sustancias tóxicas para defenderse de un ataque.

Estos moluscos tienen un régimen carnívoro sumamente especializado: se alimentan de esponjas, cnidarios y briozoos. Algunas especies poseen apéndices dorsales en forma de sacos. En éstos receptáculos acumulan las células urticantes de las anémonas e hidroideos que les sirvieron de alimento, de modo que cuando un depredador las muerde, liberan los apéndices y el atacante queda escarmentado.

Cómo el caracol sin casa, los cristianos necesitamos estar conscientes de que Dios quiere que desarrollemos sistemas de defensa para mantenernos en victoria en medio de un mundo lleno de ataques y de un ataque espiritual continuo. Nuestros sistemas de defensa son la oración, el estudio diario de la Palabra de Dios y las disciplinas espirituales. Cuando un creyente vive en contacto permanente con Dios, ni el mundo, ni el demonio ni la carne podrán llevarlo al desastre. ¿Cómo están tus defensas espirituales?

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