Amor de esposos

Cuentan que el piadoso Rey Esteban de la antigua Inglaterra fue herido con una flecha envenenada y los médicos dijeron que el único remedio sería que alguien le sorbiera el veneno que él llevaba en las venas, aplicando sus labios a la herida y tragando así la propia muerte.

Muchos se ofrecieron a morir a cambio de él, pero a nadie se lo toleró el Rey. Dice la leyenda que no pudo escapar a la astucia de su esposa, que aprovechando el sueño del Rey, le sorbió el veneno.

Cuando el Rey vio a la reina, su esposa, muerta delante de él se echó a llorar y dijo:

– Me amó y murió por mí. ¡Hay que ver cuánto me amaba!

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