Mantente firme

Se presta mucha atención a los testamentos de personas importantes, a la distribución de sus bienes y propiedades. Pero uno de los más significativos es el bien conocido testamento de una mujer de Madras que dejó a sus hijos un valioso consejo además de sus bienes terrenales. He aquí los renglones finales de dicho testamento:

«Ámense unos a otros. Manténganse firmes en este principio aunque no se comprendan mutuamente, y recuerden que lo único realmente importante es que sean bondadosos uno con otro en nombre de Dios, y con todo el mundo hasta donde puedan alcanzar.»

«Manténganse firmes…» Es interesante hacer notar las palabras escogidas por la mujer. Sabía que no era una tarea fácil la que estaba encomendando a sus herederos. Y sin embargo, no dijo a sus hijos únicamente que fueran bondadosos uno con otro, sino con todo el mundo hasta donde pudiera alcanzar. Esta mujer perspicaz practicaba el segundo de los grandes mandamientos:

«Y el segundo es semejante: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’.» (Mateo 22:39)

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