Ciega y sordomuda

Uno de los ejemplos más formidables que se pueden poner de tesón lo ofrece, con su conducta, la célebre Hellen Kéller.

Cuando tenía sólo 19 meses de edad, a causa de una enfermedad, queda ciega y sordomuda de por vida. Con gran esfuerzo logró aprender a leer y a escribir; sabía alemán, francés, latín, griego y las matemáticas superiores; conoció todo de los escritores clásicos y modernos; estaba al corriente de las tendencias políticas y sociales del momento; sabía montar a caballo, nadar, jugar al ajedrez y a las damas.

Fue la primera ciega y sordomuda que se graduó de Licenciatura en Artes, ¡y se graduó con honores!

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