El Ladrillazo

José iba en su nuevo Jaguar a mucha velocidad un poco tarde para el trabajo. Su Jaguar rojo y brillante era una de sus mas preciadas posesiones. De repente un ladrillo se estrella en la puerta trasera.

José frenó el carro y le dio marcha atras hasta el lugar de donde había salido el ladrillo. Se bajó del carro y vio a un niño en la acera, lo agarra y lo sacude y le grita: «¿Qué demonios andas haciendo?. ¡Te va a costar caro lo que le hiciste a mi carro! ¿Por qué tiraste el ladrillo?» 

El niño, llorando, le contestó «Lo siento, señor, pero no sabía qué hacer. Mi hermano se cayó de su silla de ruedas y está lastimado, y no lo puedo levantar yo solo. ¡Nadie quería detenerse a ayudarme!»

José sintió un nudo en la garganta y fue a levantar al joven a su silla de ruedas, y revisó que las raspadas eran menores, y que no estaba en peligro.

Mientras el niño empujaba a su hermano en la silla de ruedas hacia su casa, José caminó lentamente a su Jaguar, pensando.

José nunca llevó el carro a reparar, dejó la puerta como estaba, Para hacerle recordar que no debía ir a través de la vida tan aprisa que alguien tuviera que tirarle un ladrillo para llamar su atención.

Qué tal contigo, ¿has recibido algún ladrillazo últimamente?

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