El paquete completo

Nuestra familia había vivido en la misma casa durante muchos años, y era hora de cambiar de panorama. Cuando finalmente encontramos una casa que nos gustó, comenzamos a negociar su compra.

Teníamos que averiguar si incluía el refrigerador y la estufa. Pero sabíamos que algunas cosas no estaban incluidas. La casa no venía con muebles. Y en plan de chiste yo me preguntaba si podíamos quedarnos con los autos que había en el garaje.

Cuando compras una casa, puede que no obtengas el paquete completo. El dueño se lleva sus pertenencias, aunque tal vez tengas la opción de comprar algunas de ellas.

Muchas cosas en la vida tienen opciones de compra. Pero no es caso de nuestra fe en Jesucristo. Cuando Jesús nos compró con su sangre en la cruz, no sólo recibió una parte de nosotros. Él no es sólo Señor de nuestras cosas religiosas; Jesús es dueño de todo. Entonces, ¿por qué a veces vivimos como si algunas partes de nosotros no le pertenecieran? Eso no es justo para el comprador.

Cristo nos compró: cuerpo, alma y espíritu. Cerciorémonos de que le dejamos usar el paquete completo para su gloria.

Él lo dio todo; Él lo merece TODO.

Tomado de «Nuestro Pan Diario», Ministerios RBC

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