San Sebastián

San Sebastián,
que alcanzaste de Dios tanta fe y caridad,
que llegaste a sacrificar tu vida por obedecer a Dios,
y socorrer a tus hermanos cristianos.

Ahora que vives junto a Dios,
escucha las plegarias y súplicas que
con gratitud, fe y devoción,
acuden a tí desde los campos,
pueblos y ciudades Mártir de Cristo,
alcánzanos de Dios que, confesando nuestra fe,
acojamos el Reino anunciado por Jesucristo,
con verdadero espíritu de penitencia
y vivamos como hijos de Dios.

Que nuestros hogares sean verdaderas «Iglesias domésticas»,
en donde florezca la santidad, reinen el bienestar, la alegría y la paz.

Que en nuestro trabajo reinen la justicia y la concordia.

Líbranos de todo egoísmo y maldad,
para que fraternalmente unidos vivamos en esta hermosa tierra,
que Dios nos ha dado de acuerdo con los valores del Reino:
especialmente la verdad, la justicia y el amorIntercede por nuestra Iglesia,
para que bajo la protección de la Virgen María, nuestra Madre,
nos lleve siempre a Cristo, fuente de eterna felicidad.

San Sebastián, escucha nuestros ruegos,
danos fuerza y confianza para que siguiendo tu ejemplo de fe, esperanza y caridad,
podamos alcanzar la vida eterna,
que Jesús promete a los que perseveran hasta el fin.

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