Como no sabían que era imposible, ¡lo hicieron!

Hace muchos años, siendo estudiante de la facultad de Agronomía de Buenos Aires, me encontraba cursando una práctica de manejo y conservación de suelos en el norte de la provincia. Los suelos de allí, desde el punto de vista agrícola, se encuentran entre los mejores del mundo, pero por sobreexplotació n y falta de cuidado muchos se pierden.

En esa época era muy joven y muy apegada a las enseñanzas de mis maestros. Creía escrupulosamente que si el libro lo decía y mis profesores lo bendecían, era verdad de Dios.

Así fue que visité un campo, al que las más rigurosos mediciones físicas y químicas de fertilidad daban por perdido. Ni el maíz ni el trigo podrían crecer bien allí. Su dueño era un hombre sencillo, que no usaba sofisticaciones técnicas y que había heredado sus conocimientos de campo de sus antecesores. Sus prácticas eran obsoletas y sus elecciones las menos apropiadas. Mi profesor le aconsejó un cambio de estrategia. El hombre escuchó con total amabilidad y corrección.

Después recorrimos las parcelas, donde las plantas de maíz eran de las más altas y vigorosas que yo había visto en la zona. Con un rinde muy superior al promedio. Me pregunto si habrán seguido creciendo así después de que se diagnosticó que era imposible.

Además de lo posible y de lo probable, está lo que verdaderamente sucede… no dejes de notarlo.

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