Equivocada

Como Xi Shi, la famosa belleza, sufría del corazón, a menudo fruncía el entrecejo a la vista de los vecinos.

En el mismo pueblo, una niña fea la vio, y creyendo que aquel gesto era encantador, cruzaba sus manos sobre el pecho y fruncía el entrecejo ante todo el mundo. Pero, al verla, el rico atrancaba sus puertas y no volvía a salir; el pobre huía llevándose a su mujer y a sus hijos.

¡Pobrecilla! Podía admirar el ceño de Xi Shi, pero no sabía por qué era hermosa.

Zhuang Zi

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