Amigo “en oferta”

Señor, ayúdame a ser un amigo «en oferta». Con esto quiero decir, deja que aquellos que busquen amistad en mí, obtengan más de lo que habían esperado.

Que lo que me den en amistad, Señor, siempre lo tenga presente para tratar de darles aún más.

Deja que siempre estén complacidos con la medida que han recibido de mí. Y recuérdame que nunca ponga mi pulgar en la balanza cuando peso mi amor ante ellos.

Deja que yo ponga siempre algo extra, un placer inesperado, en las horas que pasan conmigo.

Deja que yo les ofrezca mi mejor servicio y el crédito más amplio, que mantenga las puertas siempre abiertas; que mis pensamientos y palabras, que son mi mercancía, estén siempre frescos y disponibles; que si mis amigos buscan comprensión en mí, no la encuentren agotada; que si buscan compañía en mí, nunca se encuentren que es de baja calidad; que nunca se encuentren con que mi amistad está fuera de su presupuesto, o que ésta es todo lo que pueden comprar.

Recuérdame que nunca los decepcione con falsos anuncios de mí mismo.

Por eso, ayúdame a ser un amigo «en oferta», por siempre, Señor.

Y si entonces encuentro que he dado más de lo que he recibido en pago, no debe importarme la quiebra de mi negocio.

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