Juicio y justicia

Recuerdo la historia de una señora que continuamente hablaba mal de un vecino. Una vez le dijeron que pidiera a Dios por aquella persona, a lo que respondió que no iba a perder el tiempo orando por él. La persona le increpó cómo si no gastaba tiempo orando por él, sí lo perdía hablando mal.

Los seres humanos somos muy buenos para emitir criterios, juzgar y condenar sin tener muchas veces ni siquiera los argumentos más básicos para intentar comprender la situación.

¿Por qué no dejarle el juicio a Dios? Recordemos que con la misma medida que juzguemos seremos juzgados y, en realidad, ponemos medidas sumamente estrictas.

Dios conoce los corazones, las almas, las situaciones, lo oculto, lo cierto y lo falso. Si has sido objeto de chismes, juicios y malos entendidos, entrégalo a Dios Padre que Él sabrá juzgarte con justicia. Si crees que has juzgado, pide perdón y no cometas los mismos errores.

Arturo Quirós Lépiz

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