Guatemala, país de volcanes

Guatemala es un país con una orografía muy rica, con gran variedad y número de montañas y volcanes. Contamos con una gran cadena volcánica, bastante activa, destacando principalmente el Volcán de Fuego y el Volcán de Pacaya.

Durante mucho tiempo, estos colosos, se mantuvieron totalmente alejados a la mirada indiferente, de los ciudadanos de las poblaciones aledañas, de las autoridades encargadas de perseverar los recursos naturales y de la población del país en general.

En la actualidad, se ha visto un cambio, liderado por varios sectores, que de una u otra forma tienen intereses en el tema, o quieren tenerlos y que de una u otra forma, ha traído desarrollo a estas comunidades, un ejemplo completo es el Volcán de Pacaya.

Ahora, ya se ofrecen como destinos turísticos de aventura, explotando un nicho del mercado, que por muchos años antes, venía desarrollando con gran éxito, países como Costa Rica, por ejemplo. Ahora ya es común ver a numerosos turistas, visitando a estas maravillas naturales que tenemos, muchas comunidades se han visto beneficiadas en muchos aspectos.

Lo que falta básicamente son dos cosas, primero y muy importante: el garantizar la seguridad de visitantes y pobladores, que además es un clamor popular. No se podrá desarrollar mas esta industria turística, si no se respeta la vida y los bienes de los involucrados. Algo que corresponde definitivamente a las instituciones de seguridad y justicia, porque pagamos impuestos para contratarlos y que nos sirvan de forma eficiente.

La segunda, es el desarrollo de infraestructura adecuada y de calidad. Esto no corresponde a los administradores del país, sino mas bien a empresarios emprendedores, que vean en este nicho del mercado, una oportunidad de negocio. Pero para esto, definitivamente está muy amarrado al primer punto que mencionaba. Debe haber seguridad y debe haber certeza jurídica y fiscal, que sus inversiones serán respetadas a través del libre mercado, eliminando los monopolios, concesiones y preferencias.

Si hay personas que vienen del otro lado del mundo y están dispuestas a pagar por ver los volcanes, como mínimo debemos recibirlos con respeto, seguridad y cortesía, para que regresen nuevamente a dejarnos su dinero y que inviten a otros a hacer lo mismo. A todos nos conviene y todos salimos ganando.

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