Si tiene algo mejor

Un incrédulo quería convencer a un joven cristiano de que la Biblia estaba pasada de moda y que a menudo era contradicha por los descubrimientos modernos. Con este fin le envió algunos artículos bien escogidos.

El joven, lejos de vacilar en su fe, le contestó: «Si usted tiene algo mejor que el Sermón del Monte, algo más hermoso que los relatos del Hijo Pródigo, del Buen Samaritano o de la mujer del pozo de Sicar, si tiene normas más nobles que los Diez Mandamientos, algo más consolador que el Salmo 23, o que me revele mejor el Amor de Dios que el don de su Hijo Jesucristo, o que hable con más lucidez sobre el eterno porvenir que la Biblia, entonces mándemelo cuanto antes.»

El joven aguardó en vano la respuesta.

No existe un libro semejante a la Biblia, y la razón es muy simple: es el libro de Dios. Aún el filósofo Nietzsche, que era muy hostil al Cristianismo, se vio obligado a confesar en uno de sus libros: «La descripción que la Biblia hace de las cosas y de los hombres es tan extraordinaria que las literaturas griega e india no tienen nada semejante que puedan ofrecer.»

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