Frustración innecesaria

El pastor y escritor A. B. Simpson contó de un granjero que araba en su terreno años tras año alrededor de una piedra grande. Había roto un extirpador y dos rejas de arado por golpear la piedra. Cada vez que veía ese obstáculo se quejaba de los muchos problemas que le había ocasionado.

Un día decidió desenterrarla y acabar con el problema. Al colocar una palanca por debajo de uno de los lados halló, para su sorpresa, que la piedra tenía un espesor de unos 30 cm. nada más. Al poco rato la había arrancado y la estaba transportando en su camioneta. Se sonrió al pensar cuánta frustración innecesaria le había causado aquel «peñón».

No todos los problemas se pueden eliminar tan fácilmente como aquella piedra, pero la oración es una manera eficaz de manejar las dificultades de todos los tamaños. Pablo nos dijo que usásemos la oración en todas las situaciones (Fil. 4:6).

3 thoughts on “Frustración innecesaria

  1. Antes no acostumbraba a tener esa costumbre de comunicarme con El. Hasta que escuché a unos amigos orar con una confianza que me impactó. Como si conocieran en verdad a Dios personalmente y desde hace ratos. Eso me ha animado a cambiar mi forma de entender la oración.

  2. Hola Neto, la oración es la comunicación directa con Dios y con la cual se llega a conocer personalmente, lo que sucede es que es un plano distinto al humano, pero la confianza y personalización es algo que nosotros decidimos.

    Me alegro que veas la oración en una mejor forma.

    Hugo como dice aquel refrán, lo que no nos mata, nos vuelve fuertes, algo de esto se aplica en este caso.

    Saludos.

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