No dejar para después

Hace un tiempo, en una actividad en un hotel, nos regalaron a los asistentes un bolígrafo de una marca muy reconocida. Era muy elegante, bañado en oro y con el nombre inscrito. En fin, un gran regalo.

Luego de salir de la actividad decidí guardarlo para una actividad especial. A veces en la universidad pensaba en usarlo, pero pensaba que era mejor en otra oportunidad. Diariamente lo portaba, pero no lo utilizaba esperando usarlo solamente para ocasiones especiales.

Pasado el tiempo tuve que ir a firmar un contrato a un importante banco y decidí utilizarlo. Para mi sorpresa, cuando intenté escribir, la tinta se había secado por falta de uso.

Eso mismo nos sucede con nuestros dones y medios, aquellos que Dios nos da y nos pide ponerlos al servicio de los demás. Y pasamos la vida cargándolos, como objetos que nunca vamos a utilizar.

Con el tiempo, esos dones y virtudes se oxidan y pueden hasta secarse.

Dios te dio muchos regalos, amigos, salud y oportunidades de hacer obras de caridad hacia Jesús, en la persona del prójimo.

¿Acaso andas tú cargando todo lo que tienes sin usarlo?

Piénsalo bien, podrías estar secando tus virtudes, y cuando llegues delante de Dios llevarás un bolígrafo muy elegante, que nunca has usado.

Lo bueno es que hoy es una buena oportunidad de hacer el bien al prójimo.

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