Nuestra participación

Durante un bombardeo contra Londres en la última guerra mundial, una bomba hizo blanco en un hospital, y el horror de la destrucción, el fuego y los gritos de los moribundos eran indescriptibles. Un sacerdote que pasaba por allí se detuvo para ayudar a un escuadrón de rescate que trataba frenéticamente de despejar los escombros con objeto de poder sacar a los heridos.

Uno de los miembros del grupo de rescate, agobiado por el horrible espectáculo se volvió hacia el sacerdote y le dijo sollozando:

«¿Por qué tu Dios no pone fin a esto?»

El sacerdote sin levantar la vista de su trabajo le respondió quedamente:

«¿Se lo has pedido a Él?»

Deja un comentario