Hora vieja

Hoy, 30 de septiembre, a las 0:00 hrs, se hace nuevamente el cambio de hora a la hora vieja, desde hace 6 meses nuestros relojes se habían adelantado una hora, con el fin de que hubiera un considerable ahorro energético.

Al menos en mis facturas de todo este tiempo no se vió reflejado el ahorro energético, incluso un mes fue bastante mayor que el promedio de las anteriores ocasiones, a pesar de conservar los mismos hábitos de consumo eléctrico, invariablemente la factura siguió llegando con valores similares.

Sin embargo las autoridades correspondientes han anunciado que hubo un ahorro de más de 60 millones de quetzales, que de cualquier forma fue mucho menor al proyectado por ellos mismos. Al final de cuentas algo es algo y de 60 millones a nada, pues…

A que se debió que no se alcanzaron las metas propuestas, pues las razones y explicaciones de expertos abundarán en estos días, antes de que pase al olvido la noticia sustituída por otra cosa de moda.

Coincidentemente el tiempo que duró el adelanto de hora, lo viví en el interior del país y me pude dar cuenta de que en ningún momento existió por parte de la población en general, de un sentimiento de colaboración a la medida y se vió reflejado en sus actitudes y comportamiento generalizado.

Fue común escuchar durante estos seis meses, comentarios como los siguientes:

¿A qué hora quedamos?, a la una. ¿La una de la hora vieja o de la hora nueva?

En mi aldea nadie utiliza la hora nueva porque no nos sirve de nada.

¿La panadería ya no la cierra a las 6?, es que la sigo cerrando con la hora vieja.

Estas son tres de las múltiples ocasiones en las que pude escuchar el rechazo inconsiente a la medida. ¿La razón? muchas, desde llevar la contraria al gobierno, sólo porque lo dijo el gobierno, hasta falta de conocimiento, pasando por el miedo al cambio.

Habían personas que después de dos meses no sabían que se había cambiado la hora, como es eso posible. Talvez algo de todo esto tiene que ver la televisión. Con la lógica excepción de los bancos, supermercados y una que otra franquicia, que tuvieron, como los mismos encargados dijeron, cambiar la hora. Pero es que al ver televisión y me refiero a la señal por cable, nos dimos cuenta que los programas seguían transmitiéndose a la misma hora vieja, entonces era muy difícil seguirle el paso al cambio de hora, estoy seguro que en la capital el cambio se marcó, pero acá fue casi nulo.

Otro claro ejemplo se vió en los mercados donde los vendedores y locatarios siguieron abriendo sus puestos a la misma hora vieja de siempre, es que la gente ya está acostumbrada, decían.

Si esta actitud se repitió a lo largo de todo el país, es lógico ver que las metas de ahorro energético no se hayan cumplido según las proyecciones.

Así que para los que vivimos en este rincón del país, el famoso cambio de hora no será más que otra nota en el noticiero de la noche y una pequeña columna en el periódico de mañana.

Retomando lo del ahorro energético y haciendo números a muy grosso modo, salen estos cálculos.

Ahorro, 60 millones, usuarios 2 millones, entonces cada usuario, en 6 meses ahorró 30 quetzales. Lo que representa 5 quetzales al mes, (talvez por eso casi nadie percibió el ahorro). Los 5 quetzales más o menos son un poco más de 19 KWh lo cual es más o menos lo que consume un horno de micro ondas durante 25 minutos.

Por supuesto que este cálculo no es totalmente cierto, ya que intervienen muchos factores como la tarifa social, el distribuidor de energía local, impuestos municipales, etc, etc, además que todos los valores son burdos y muy aproximados o mejor dicho redondeados ampliamente para no entrar en detalle.

Según he leído, el Ministro de Energía y Minas ha recomendado continuar con esta medida el próximo año. Pues ya veremos que pasa para el próximo año y ojalá que la sensibilidad de la población en el interior se vea reflejada efectivamente en el ahorro energético para el país.

Mientras tanto ojalá que me devolvieran los 30 quetzales que ahorré en estos 6 meses, para ir el 4 de octubre al «Mc Día Feliz» y comprarme un menú para ayudar a los niños que son tratados por los diversos hospitales e instituciones que apoya esta actividad.

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