Casa de Basura

En San Marcos La Laguna un ayudante de albañil fue el primero en construír su casa de basura, convirtiendo su albergue provisional en una casa más formal.
Mario Sancoy, uno de los cientos de personas damnificadas por la tormenta tropical Stan en San Marcos La Laguna, trabaja en la construcción de su casa. Él echa repello en las paredes de lo que era un albergue de transición. A través de la cortina de lluvia que cae constantemente del techo de lámina del antiguo alojamiento, se ve lo que parece ser un depósito de basura dentro de la pared que Sancoy está cubriendo.

Y en efecto, eso es, una pared de basura. Con mayor precisión, se trata de una estructura compuesta por 2,400 botellas plásticas de medio litro, llenas de una cantidad mucho mayor de todo tipo de bolsa plástica.

Mario continúa su faena y de pronto se aproximan corriendo dos niños, buscando a Susana Heisse, la mujer que cambia canicas por basura y quien tuvo la visión de construir hogares a partir de los desechos plásticos.

Los chicos la encuentran y le entregan ansiosamente su recolección, botellas de medio litro llenas de bolsas plásticas. Ambos esperan con impaciencia a que Heisse saque su tesoro: una bolsa de tela repleta con canicas. Ellos escogen dos y se retiran sonrientes. Susana también se muestra contenta: son dos piezas más de lo que pronto será la pared de otra casa de una familia damnificada por la tormenta tropical que azotó a la región en octubre pasado. Al mismo tiempo, es un litro menos de basura plástica que llegará a contaminar al Lago de Atitlán y sus alrededores.

El Proyecto Pura Vida, fundado por Susana Heisse, ha ayudado a tres familias en San Marcos a convertir sus albergues de transición en verdaderas viviendas, utilizando la basura del pueblo. Esta propuesta ha atraído la atención de algunas autoridades que buscan soluciones a los problemas habitacionales que acompañan a desastres naturales como Stan.

El método consiste en forrar la estructura del albergue, hecha con reglas de madera, tela metálica (la empleada en los gallineros), por dentro y por fuera. Luego, se rellena el espacio que queda en medio con botellas plásticas embutidas de desechos también plásticos, quedando así una pared que se recubre con cemento o adobe. El plástico tiene que estar seco y limpio para no atraer insectos o bacterias, y hay que curar la madera para que no se pudra. Esto se puede hacer con aceite quemado, diésel y pentanol.

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Foto: Siglo XXI
Casa de Latas

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